Perspectivas de la ciudad desde el campo de la acústica.
| Comentario de Felipe Orduña Bustamante
La ciudad nos impone un ritmo de vida casi siempre muy apresurado. Los traslados ineficientes, que podríamos medir en términos de horas-tráfico o de horas-congestión en el transporte público o propio, nos despojan por lo regular de momentos propicios para contemplaciones tranquilas o para reflexiones introspectivas acerca de nosotros mismos y de nuestro entorno. Sin embargo, vale la pena procurarnos de vez en cuando la oportunidad de hacer una pausa y detenernos a ver y a escuchar, sobre todo a escuchar, con la atención de quien visita un museo, la exposición plástica y sonora que la ciudad puede ofrecernos, prácticamente a cualquier hora y en cualquier lugar.
En una avenida muy concurrida, en una calle tranquila, en un parque, en un mercado, en una oficina, en una escuela, en un hospital, en un medio de transporte, en un restaurante, en una tienda, en un evento deportivo, en una fiesta, en cualquier lugar… La ciudad se nos muestra de manera muy variada en imágenes, pero también muy particularmente en sonidos. El paisaje que la ciudad nos muestra a la vista no es la naturaleza muerta que nos han obsequiado algunos maestros del arte pictórico. Aun cerrando los ojos, el paisaje de la ciudad es de una naturaleza viva, es un ambiente que suena y se oye, con todo lo que suena en la ciudad. La ciudad tiene también paisajes acústicos.
Arquitectura urbana y acústica arquitectónica
Las fuentes de sonido más comunes y más intensas en la ciudad son los vehículos de transporte, tanto por el sonido producido por los motores de combustión interna como por el sonido producido por la rodadura y, en alguna medida, también por las bocinas. Otras fuentes de sonido más o menos comunes, y más o menos intensas, son otros tipos de vehículos (trenes, aviones), las maquinarias de algunas industrias, grandes o pequeñas, los equipos de sonido amplificado, las voces humanas, los electrodomésticos, los instrumentos musicales, los animales.
Lamentablemente, es muy común encontrar viviendas, escuelas, hospitales, oficinas y otros espacios colindantes con vías primarias de circulación vehicular o con instalaciones ruidosas, industriales o de otros tipos. También encontramos con frecuencia construcciones con insuficiente aislamiento acústico, tanto para enfrentar adecuadamente el ruido exterior, como para disminuir razonablemente el ruido transmitido entre habitaciones o aulas contiguas. También encontramos aulas y salas en las que la inteligibilidad de la voz y del sonido resulta, en general, muy deficiente. En consideración de esta gran variedad de fuentes de sonido y sus efectos potencialmente inconvenientes resulta indudable la importancia que deben (o deberían) tener las disciplinas de la arquitectura urbana y de la acústica arquitectónica para procurar el bienestar acústico de todos los habitantes de la ciudad.
Contaminación auditiva (ruido)
Según el diccionario, el ruido es un “sonido inarticulado, por lo general desagradable”. La contaminación auditiva es algo diferente. La contaminación auditiva no siempre es causada por algún tipo de ruido, así como tampoco el ruido constituye necesariamente una forma de contaminación auditiva. Es muy fácil despertar a los vecinos reproduciendo el sonido magistralmente articulado de la novena sinfonía de Beethoven a todo volumen a las 3 de la mañana.
Por otro lado, será muy importante que los automóviles eléctricos emitan algún tipo de ruido o sonido, incluso en alguna medida desagradable pero notable, que nos advierta auditivamente de su aproximación. Con esto, la contaminación auditiva es cualquier tipo de sonido que afecte de alguna manera el bienestar y las actividades de las personas. Es decir, la contaminación auditiva es cualquier sonido que interfiera con el sueño, el descanso, el estudio, la comunicación oral, las actividades de trabajo y de entretenimiento, etcétera. Procuremos reducir la contaminación auditiva en la ciudad.
Salud auditiva
En el humano y en otras especies, las células de la piel tienen una gran capacidad de regeneración. Se estima que la piel humana se regenera completamente en un periodo de un mes, aproximadamente. Las células del hígado muestran también una gran capacidad de regeneración, en algunos casos pudiéndose recuperar de pérdidas de hasta casi la mitad de la masa hepática.
Por el contrario, las neuronas, las células que conforman el cerebro, la red de conexiones nerviosas y los órganos sensoriales, no tienen la capacidad de reproducirse o de regenerarse. Esto incluye las células sensibles a la luz en la retina de los ojos y las células ciliadas sensibles a la vibración originada por el sonido en el oído interno. Los daños a la retina o a las células ciliadas del oído interno son irreparables, irreversibles.
En particular, el oído nunca descansa, el oído está activo aún durante el sueño. A lo largo de la vida, la capacidad auditiva se va perdiendo paulatinamente de manera natural. Este proceso degenerativo se puede acelerar considerablemente ante la exposición a sonidos muy intensos. Se ha establecido que la exposición a niveles sonoros de 90 decibeles en una jornada laboral de 8 horas durante 30 años conduce a una pérdida auditiva equivalente, o no mayor, a la pérdida natural de capacidad auditiva a la edad de 60 años.
Exposiciones más prolongadas o niveles sonoros mayores aceleran muy rápidamente ese proceso degenerativo. La escucha involuntaria o deliberada de sonido a niveles de más de 90 decibeles perjudica la capacidad auditiva de manera definitiva. Un criterio práctico recomendable cuando escuchamos música mediante altavoces o audífonos es el de poder mantener la capacidad de escuchar nuestro entorno; por ejemplo, ser capaces de mantener una conversación; si esto no es así, entonces es necesario reducir el nivel de sonido (volumen).
Normativas sobre ruido
En México existen reglamentos y normativas que atienden algunos aspectos de ruido y de contaminación auditiva; sin embargo, aún pueden mejorarse en términos de precisión técnica y en la diversidad de ámbitos de aplicación. En seguida se enumeran algunas de estas normativas, indicando en términos muy breves —y omitiendo importantes consideraciones técnicas— los requerimientos que establecen.
“Reglamento para la protección del ambiente contra la contaminación originada por la emisión de ruido” (Diario Oficial de la Federación, 6 de diciembre de 1982). Este reglamento es antiguo y requiere ser actualizado. Establece, entre otros, criterios como los siguientes:
- Los circos, ferias y juegos mecánicos se deberán ajustar a un nivel máximo permisible de emisión de ruido de 55 dB(A);
- Los aparatos amplificadores de sonido que produzcan ruido en la vía pública podrán ser usados (con otras restricciones) siempre que no excedan un nivel de 75 dB(A);
- Las operaciones de carga o descarga de mercancías u objetos en la vía pública, no deberán rebasar un nivel de 90 dB(A) de las siete a las veintidós horas y de 85 dB(A) de las veintidós a las siete horas.
La Norma Oficial Mexicana NOM-011-STPS-2001 establece las condiciones de seguridad e higiene en los centros de trabajo donde se genere ruido. El nivel sonoro máximo permisible, según el tiempo de exposición: 90 dB(A) 8 horas, 93 dB(A) 4 horas, 96 dB(A) 2 horas, 99 dB(A) 1 hora, 102 dB(A) 30 minutos, 105 dB(A) 15 minutos. Si el nivel sonoro es de 85 dB(A) o más se debe dotar a los trabajadores de equipo de protección auditiva personal e implementar un programa de conservación de la audición.
La Norma Oficial Mexicana NOM-080-SEMARNAT-1994 establece los límites máximos permisibles de emisión de ruido proveniente del escape de los vehículos automotores, motocicletas y triciclos motorizados en circulación y su método de medición. El nivel sonoro máximo permisible emitido por vehículos automotores según su peso bruto: 86 dB(A) hasta 3,000 kg; 92 dB(A) de 3,000 a 10,000 kg; 99 dB(A) más de 10,000 kg. Para motocicletas, según el desplazamiento del motor en centímetros cúbicos: 96 dB(A) hasta 449 cc; 99 dB(A) de 450 cc en adelante.
La Norma Oficial Mexicana NOM-081-SEMARNAT-1994 establece los límites máximos permisibles de emisión de ruido de las fuentes fijas y su método de medición. El nivel sonoro máximo permisible emitido por fuentes fijas en dos horarios: 68 dB(A) de 6:00 a 22:00 y 65 dB(A) de 22:00 a 6:00. Estos límites se adoptan también, por lo general, para la emisión de ruido doméstico en algunos reglamentos de vivienda en condominio en la Ciudad de México. Sin embargo, en este contexto los niveles máximos permisibles resultan excesivamente altos.