Recuperar la salud del suelo agrícola

Más de la mitad del territorio mexicano presenta algún tipo de degradación del suelo. El modelo agroindustrial es, en buena medida, responsable de tal escenario. Para enfrentar la catástrofe y avanzar en materia de soberanía alimentaria, no hay otra vía que la agroecología y la actualización de antiguos saberes campesinos.

| Comentario de Thalita Abbrizzini y Blanca Prado

Hablar de alimentación es hablar de vida. Sin el derecho a la alimentación no puede asegurarse ni la vida ni la dignidad humana, tampoco el disfrute de otros derechos humanos. Por otro lado, el tema de la alimentación también tiene que ver con la economía, la educación, con los ámbitos social, político y cultural. Sabemos, además, que estos factores se encuentran conectados y forman una red de gran complejidad.

En este sentido, es estratégico hablar no sólo de los desafíos que supone atender la demanda de alimentos en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de individuos y comunidades, sino de los factores que lo determinan. Uno de ellos es el cuidado del suelo para favorecer la producción de alimentos para las generaciones actuales y futuras en un mundo cambiante.

Suelo degradado

El suelo es el dominio natural indispensable para la integridad estructural y funcional de los ecosistemas y para la supervivencia humana. El suelo proporciona soporte, agua, oxígeno y nutrientes para el crecimiento de plantas, y de él se obtiene 95% de los alimentos que se consumen. Sin embargo, en México, más de la mitad del territorio presenta algún nivel de degradación del suelo; a nivel mundial, la cifra es de 30%. La agricultura es una las actividades responsables de tal escenario.

La producción globalizada de alimentos, basada en un modelo de agroindustria de monocultivos y uso intensivo de maquinaria y agroquímicos sin considerar las características y condiciones del suelo ni los requerimientos de las plantas, destruye la salud del suelo. Además, el creciente control de la producción de alimentos en manos de empresas trasnacionales, aunado a los altos niveles de desnutrición –sea debido a la falta de acceso a los alimentos o al consumo de productos pobres en nutrientes– muestran la ineficiencia del sistema alimentario actual.

En contraste, el manejo sostenible del suelo parte de otras premisas: utilizar el recurso para el fin deseado y preservar su salud, de tal forma que continúe realizando las funciones que resulten en servicios ecosistémicos, como ser el soporte y hábitat para la biodiversidad, almacén de agua y carbono, filtro de contaminantes, entre otros.

Asimismo, el manejo sostenible del suelo para la producción de alimentos requiere de una planeación que considere el uso correcto de fertilizantes con base en el requerimiento nutrimental de los cultivos y técnicas adecuadas de aplicación, el manejo apropiado de residuos poscosecha para el mantenimiento e incremento de los niveles de materia orgánica y reciclaje de nutrientes, sistemas de labranza reducida o cero, y la rotación y diversificación de cultivos para mantener al suelo vivo y sano.

Una de las iniciativas desplegadas en México para este propósito es la Estrategia Nacional de Suelo para la Agricultura Sostenible (Enasas), puesta en marcha en 2022 por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en colaboración con académicos expertos en ciencias del suelo y agrícolas, diversas instancias del gobierno federal y organizaciones internacionales. Dicha estrategia tiene como objetivo fomentar, fortalecer y coordinar acciones para promover e incrementar el manejo sostenible de los suelos agropecuarios del territorio nacional, por lo que cuenta con diferentes ejes y líneas de acción para la conservación de las funciones del suelo y la restauración de suelos agropecuarios degradados, que contribuyan a la seguridad alimentaria y el bienestar de la población.

Otro aspecto igualmente importante es la creación de alianzas entre los sectores involucrados (gobierno, academia y sociedad) para brindar apoyo a los productores campesinos, a fin de preservar su autonomía en la organización de la producción. El objetivo es alcanzar la “soberanía alimentaria”, entendida como el derecho de cada pueblo a definir las directrices de producción, distribución y consumo de alimentos.

Para que la relación entre individuos, comunidades y medioambiente sea justa y equilibrada, el ejercicio de tal soberanía debe tener como punto de partida el manejo sostenible del suelo. Por ello, una de las vías que ha recibido mayor impulso es la agroecología.

Agroecología y saberes campesinos

La implementación de prácticas agroecológicas ha permitido una mayor interacción entre los componentes de agroecosistemas para producir alimentos de forma sostenible y en armonía con la naturaleza.

Entre las prácticas de manejo del suelo basadas en estos principios, destaca la utilización de enmiendas orgánicas como el bokashi, compost, lombricompost y bioles (abonos de tipo foliar orgánico), que pueden prepararse a partir de materiales remanentes del control de malezas, cosechas y estiércol generados de manera local.

Además, se ha extendido el uso del biocarbón, un material orgánico generado a partir de un proceso de degradación termoquímica de la materia orgánica, cuya aplicación tiene su mayor beneficio potencial en la mejora de suelos degradados, pobres o bajos en materia orgánica. El biocarbón aumenta el contenido de materia orgánica y carbono, así como la capacidad del suelo para retener agua y nutrientes disponibles en las plantas, tanto en zonas húmedas como en zonas secas, y considerando todo tipo de cultivos.

El manejo y conservación de los suelos mediante la adición constante de materia orgánica incrementa la diversidad biológica del suelo y mantiene su fertilidad. La combinación de este tipo de fertilización con labranza mínima y otras acciones, como el manejo integrado de plagas, que lleva a una reducción del uso de insumos nocivos al medioambiente; disminuye la huella de carbono de la producción y promueve sistemas agrícolas climáticamente inteligentes, más resistentes a la variabilidad y al cambio climático.

Otro aspecto de las prácticas agroecológicas de enorme importancia tiene que ver con la formación de un movimiento de integración social que persigue papeles multifuncionales para la agricultura, suscitando dinámicas de justicia social, preservación de la identidad cultural y fortalecimiento de las economías locales basadas en un modelo de agricultura familiar, particularmente en zonas rurales y periurbanas.

En esta perspectiva, se ha promovido la instrumentación de programas que involucren el desarrollo local y los saberes de los campesinos para mejorar la salud del suelo y la gestión del agua, así como fortalecer la autonomía de los agricultores, señalando que las comunidades tienen derecho no sólo a la alimentación, sino a tomar sus propias decisiones sobre qué comer y cómo producir para no depender de otras economías ni plegarse a las tendencias del mercado global.

Iniciativas como el Programa Doctores de los Suelos, de la Alianza Mundial por el Suelo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (fao, por sus siglas en inglés), fomentan la interacción entre agricultores para el manejo sostenible del suelo. A este esfuerzo se suman académicos, técnicos agropecuarios, instancias de gobierno y del sector privado. Este vínculo entre actores sociales y productivos busca fortalecer la gobernanza del suelo desde la escala local.

Entre las líneas de acción de Doctores de los Suelos, puesto en marcha en nuestro país por el Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (pueis) de la unam; se busca identificar a agricultores locales que implementen prácticas de manejo sostenible de suelos y un enfoque agroecológico, así como productores cuyos conocimientos y tecnologías innovadoras y sostenibles puedan formar parte de este programa de enseñanza.

Cambio de hábitos

El suelo es importante para todas y todos. De ahí que su cuidado, incluido el manejo sustentable para alcanzar la soberanía alimentaria, sea una tarea conjunta.

Pero esto implica diseñar y divulgar estrategias concretas que involucren y comprometan a los diversos sectores de la sociedad. En el caso de los consumidores, por ejemplo, es necesario subrayar la urgencia de modificar hábitos y costumbres: consumir alimentos de temporada producidos en zonas cercanas y, de preferencia, que provengan de la agricultura familiar; apoyar a los agricultores que optan por el uso de insumos biológicos, lo que ayuda a alcanzar requerimientos de producción más manejables y reduce el consumo de energía por traslados con los beneficios al medioambiente que esto implica. Asimismo, participar en el cuidado de huertos familiares, escolares o comunitarios, y reconocer el valor del suelo en la producción de alimentos sanos.

De parte de los productores sería recomendable que eligieran producir bajo un modelo agroecológico, con el uso de insumos biológicos, rotación de cultivos y otras prácticas integradas, para mantener vivo al suelo. Sin embargo, no basta con la buena voluntad. El impulso de nuevas prácticas requiere la colaboración de instancias de gobierno y de la iniciativa privada, además del acompañamiento de la sociedad civil.

Finalmente, al Estado le corresponde invertir en desarrollo tecnológico para generar insumos biológicos y plataformas que permitan el manejo sostenible del suelo y la producción de alimentos sanos, nutritivos, diversificados, de calidad, accesibles y suficientes, con base en los requerimientos de la población y en las necesidades locales.


REFERENCIAS

| Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2022). El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022. Adaptación de las políticas alimentarias y agrícolas para hacer las dietas saludables más asequibles, Roma, FAO / FIDA / Unicef / PMA / OMS. Disponible en https://bit.ly/45LQwNY (Consultado el 24 de agosto de 2023).

| Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (2022). “Programa Mundial de los Doctores de los Suelos, Grupo México”. Disponible en https://bit.ly/45kVmlE (Consultado el 24 de agosto de 2023).

| Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (2022). Estrategia Nacional de Suelo para la Agricultura Sostenible, México, Agricultura. Disponible en https://bit.ly/3YOIi5J (Consultado el 24 de agosto de 2023).

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Thalita Abbrizzini y Blanca Prado

Instituto de Geología y Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo, UNAM
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