En este video de GRAIN, una organización internacional sin fines de lucro que trabaja para apoyar a los pequeños agricultores y movimientos sociales en sus luchas por sistemas alimentarios controlados por la comunidad y basados en la biodiversidad, conoceremos la historia de Rosalía, una campesina en Pernambuco, Brasil, y exploraremos cómo el sistema alimentario está estrechamente relacionado con el calentamiento global.
La quema de combustibles fósiles y la pérdida de materia orgánica en el suelo están contribuyendo a la crisis climática mundial, desencadenando inundaciones, sequías y desastres naturales que afectan a todos los habitantes del planeta. Sorprendentemente, más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del sistema agroindustrial de producción de alimentos.
El sistema agroindustrial genera seis impactos importantes en el planeta:
- Deforestación. Casi 90% de la deforestación global es causada por el sistema agroindustrial, lo que resulta en la pérdida de materia orgánica en tierras fértiles y la liberación de CO2, lo cual contribuye al 15-18% de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera.
- Producción de alimentos. El uso de insecticidas, fertilizantes artificiales, productos químicos y maquinaria agrícola emite N2O (óxido nitroso) y cría intensiva de animales libera CH4 (metano), lo que representa entre 11% y 15% de las emisiones de gei.
- Transporte. El transporte de materias primas y alimentos procesados a largas distancias emite grandes cantidades de gases innecesariamente, y contribuye entre 5-6% de las emisiones de gei.
- Procesamiento. El procesamiento y envasado de alimentos generan una cantidad considerable de energía y emiten entre un 8% y 10% de gei.
- Refrigeración. La refrigeración de alimentos no vendidos, especialmente alimentos procesados, contribuye con un 2-4% de las emisiones de GEI.
- Desechos. Cerca de 50% de los alimentos se desperdician durante los distintos procesos, desde el campo hasta el transporte y la conversión, lo cual genera enormes montañas de basura que liberan entre un 3% y 4% de GEI, y suman alrededor de 57% de las emisiones acumuladas en la atmósfera.
Para revertir esta situación y enfriar el planeta, la soberanía alimentaria ofrece cuatro pasos clave que los gobiernos y la industria alimentaria deben seguir:
- Nutrir el suelo. Restaurar la materia orgánica del suelo ayuda a reducir las emisiones de CO2 y a mejorar su capacidad de nutrirse.
- Promover la producción agroecológica. Mantener un equilibrio entre los procesos de producción y el ambiente climático, diversificar alimentos según las tierras y zonas donde se encuentren los campesinos, y fomentar la combinación de ganadería con la agricultura.
- Favorecer la producción local. En países no industrializados, este enfoque alimenta a más de 80% de la población, lo que reduce significativamente el transporte de alimentos y el consumo de productos procesados.
- Apoyar a los campesinos. Empoderar a los campesinos y otorgarles terrenos de cultivo les permitirá cuidar la tierra y evitar soluciones fáciles como “alimentos transgénicos” o el uso de agroquímicos como falsa promesa.
En resumen, es posible enfriar el planeta si existe el compromiso de desmantelar el sistema de producción industrial y aportar a la soberanía alimentaria nuevas alternativas que protejan al planeta y mejoren la calidad de los alimentos para los agricultores y el mundo en general.
Todos, desde las personas en las ciudades hasta los campesinos, deben trabajar en conjunto para lograr este objetivo. La soberanía alimentaria es una clave importante para el bienestar del planeta y todos sus habitantes.
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