La era de la machina sapiens

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Una nueva Revolución Industrial

El incremento a gran escala de inversiones en IA registrados alrededor del mundo está transformando nuestro quehacer cotidiano y determinando nuevas formas de producción y comercio.

Una prueba de ello es que la solicitud de patentes en aprendizaje profundo, técnica que está revolucionando la IA, aumentó exponencialmente, con una tasa de crecimiento anual de 175%, según el citado informe de la OMPI.

El reporte señala, asimismo, los sectores industriales que más implementaron los programas de esta tecnología. En primer lugar se encuentra el transporte y la industria automotriz, que en los años reportados tuvo un aumento de 134%, con una tasa anual de crecimiento de 33%. En segundo lugar, la industria de telecomunicaciones, con un incremento de 84% (23% anual). En las ciencias médicas la expansión fue de 40% (12% anual). Finalmente, los dispositivos personales (computadoras, teléfonos celulares e informática) registraron un alza de 36% (11% anual).

Con base en el crecimiento exponencial de la IA en los procesos de producción durante la última década, los sectores académico y empresarial coinciden en señalar que nos encontramos en el umbral de una nueva revolución industrial.

En estricto sentido, la tecnología digital es el punto de quiebre: marcó el inicio de la llamada Tercera Revolución Industrial. El nuevo paradigma reside en la evolución de la IA, los softwares y las redes cada vez más sofisticadas e integradas. La combinación está transformando a las sociedades y a la economía mundial.

Klaus Schwab, economista y empresario alemán fundador del Foro Económico Mundial, apunta en su libro La cuarta revolución industrial (2016):

Habida cuenta de las diversas definiciones y argumentos académicos utilizados para describir las tres primeras revoluciones industriales, creo que hoy estamos en los albores de una cuarta revolución industrial. Ésta comenzó a principios de este siglo y se basa en la revolución digital. Se caracteriza por un Internet más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes que son cada vez más baratos, y por la inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina.

El carácter estratégico de la tecnología

“Una revolución industrial impacta en todos los sectores económicos; y la Inteligencia Artificial, como tecnología de uso generalizado, está incidiendo en la vida económica de manera tal, que está también transformando a la sociedad en su conjunto”, advierte Isaac Minian Laniado, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEC) de la UNAM, en entrevista con Nuevos Diálogos.

Para el economista —experto en fragmentación productiva, redes globales de producción y nuevas tecnologías—, uno de los factores más importante para analizar es el social. En su opinión, la IA generará un mundo de diferenciación social más acentuada por la expulsión del empleo. Agrega el investigador:

Todas las tecnologías nuevas son capital intensivo. Utilizan más capital físico (robots) o capital intangible (software, algoritmos, datos) y expulsan trabajo no calificado de la producción. Está claro que un trabajador manual de una fábrica difícilmente podrá laborar, en el corto plazo, en temas de Inteligencia Artificial. Ahí tenemos todo un problema de empleo y de desempleo enorme. Con la llegada de internet desapareció una gran cantidad de trabajos, pero se crearon otros con diferentes calificaciones; mas no en la misma proporción cuantitativa. Es decir, no es que se pierdan diez y se ganan diez; se pierden diez y, a lo mejor, se ganan cinco… o uno. Entonces, tenemos un problema de desequilibrio enorme en términos económicos.

Para afrontar este desafío, Minian Laniado no ve otra vía que la formación de recursos humanos por medio de la educación. Sin embargo, también advierte que la creación de capital humano, por sí misma, sólo provocaría la migración de gente calificada, como los cientos de mexicanos que laboran en las industrias tecnológicas de California, Estados Unidos. Científicos y técnicos que le costaron a México porque se formaron aquí, pero producen en el extranjero.

“Se necesita una combinación entre generar nuevos desarrollos educativos, pero, al mismo tiempo, un desarrollo industrial y económico con visión de largo plazo acorde con las nuevas tecnologías”, propone.

Estas tecnologías generan, también, una mayor concentración del ingreso por la creación de monopolios en plataformas como Microsoft, Google, Amazon, Apple y otras firmas superestrellas que recaban datos a partir de sus servicios digitales presuntamente gratuitos. Son productoras de bienes y servicios genéricos como semiconductores, internet e información.

Las firmas innovadoras en tecnología tienen un efecto positivo, ya que pueden implicar enormes aumentos en productividad y mayor crecimiento económico. Sin embargo, también deben señalarse los aspectos negativos, incluso alarmantes, que se pueden desprender del uso de esas tecnologías: discriminación de minorías, restricciones a la democracia o a las libertades individuales y sociales, así como distribución de información falsa.

A decir de Minian Laniado, otro de los elementos cruciales relacionado con la IA es el geoestratégico. Para las empresas, la tecnología es un bien táctico para competir; ellas guardan sus innovaciones con celo hasta que otros las copian. Para los Estados nacionales, forma parte de los llamados “valores de doble uso”, en el sentido de que son activos militares y civiles, al mismo tiempo.

Dado el papel estratégico de la tecnología, si un país desea adquirir determinados bienes y servicios digitales debe alinearse con alguna de las potencias que los producen. Esto significa que la tecnología tiene un papel central en la geopolítica actual. “¿Quieren tecnología? ¿No la producen? Trabajen con nosotros. Es una especie de alineación política internacional”. Minian ofrece un ejemplo inmediato: en el momento en el que hubo escasez mundial de semiconductores por la pandemia, los países que no tenían capacidad para producirlos sufrieron consecuencias más graves; México tuvo que limitar su producción automotriz frente a esta carencia. “Se dice que un automóvil moderno es un conjunto de semiconductores subido en cuatro ruedas”.

La dependencia de las naciones que no generan tecnología, respecto de las que la producen, es enorme. Y lo será más con el futuro desarrollo de la IA. Por ello, se pueden advertir dos caminos: producir tecnología o aliarse con quienes la tienen. Sin embargo, más allá de las encrucijadas económicas y políticas que se derivan de la IA, para Minian es muy relevante que el fenómeno sea abordado desde otras perspectivas, como la filosófica, la sociológica, la jurídica y la artística, entre otras.

Octavio Olvera

Reportero de la Dirección General de Divulgación de las Humanidades